“Riverón: El Patriota que Olvida su Propia Casa”EDITORIAL
Riverón: Entre la Imagen Patriótica y la Gestión que Reclama Dajabón
En democracia nadie puede censurar que un alcalde se autodefina como “patriota”, ni que algunos sectores lo proyecten como posible figura presidencial. Está en su derecho. Sin embargo, la popularidad, sobre todo la construida en redes y amplificada por el momento histórico, no debe nublar la responsabilidad esencial de gobernar con sensatez, inteligencia política y cercanía social.
El alcalde Santiago Riverón administra un municipio diverso, compuesto por dominicanos y haitianos que conviven en un dinámico comercio fronterizo. Esto exige liderazgo real, no solo discursos. Exige gestión, no solo notoriedad.
Y aunque su figura goza de visibilidad nacional e incluso internacional, la percepción local —la que realmente determina el destino de cualquier político— parece transitar por un camino muy diferente.
Un partido político al margen de su liderazgo
Un aspecto que no puede pasar inadvertido es su relación tirante con el Partido Revolucionario Moderno (PRM), organización que lo llevó al poder. Dirigencia y bases muestran inconformidades públicas y privadas. Para cualquier aspiración mayor, incluso para consolidarse como alcalde, este es un factor determinante. Nadie llega lejos sin estructura, sin partido y sin aliados.
Un empresariado y una ciudadanía que piden más
El sector empresarial y una parte importante de la sociedad civil municipal no están complacidos con su gestión. Lo afirman con preocupación quienes entienden que la administración local no ha respondido a las necesidades reales de la comunidad.
Y aquí aparece una contradicción delicada: el alcalde ha declarado en reiteradas ocasiones que no quiere haitianos en el municipio; sin embargo, su propia administración emplea brigadas compuestas —según señalamientos ciudadanos— por trabajadores haitianos presuntamente indocumentados para la recolección de residuos. En política, las incoherencias se pagan caro.
Antes de hablar de la casa del vecino, es obligatorio limpiar la propia.
Funciones que no le corresponden —y las que sí
El alcalde parece olvidar que la persecución de inmigrantes irregulares corresponde legalmente a la Dirección General de Migración y al Ministerio Público. La autoridad municipal tiene otros mandatos:
- Mantener la ciudad limpia.
- Cumplir el presupuesto participativo.
- Ejecutar las obras comunitarias pendientes.
- Garantizar servicios básicos.
- Trabajar con humildad, honestidad y transparencia.
A esto se suma un reclamo insistente de los munícipes: el desorden vehicular. Los semáforos, por ejemplo, están todos fuera de servicio, un símbolo claro de un problema profundo en la gestión operativa del municipio.
Transparencia bajo la lupa
En un clima donde la ciudadanía exige claridad en el uso de los fondos municipales, las quejas sobre el manejo financiero incrementan la preocupación. Las deudas acumuladas, como la señalada respecto al señor Jiménez, generan dudas sobre la estabilidad económica del ayuntamiento y la responsabilidad administrativa del alcalde.
Popular en redes, cuestionado en su tierra
En síntesis: ante los ojos del país y de algunos sectores internacionales, Santiago Riverón proyecta fuerza, firmeza y patriotismo. Pero “arriba” no es “abajo”. En Dajabón, según expresan múltiples voces, su situación política es delicada. Su propio partido, que debería ser su sostén natural, hoy parece estar por encima de él y no a su lado.
Dirigir un municipio exige algo más que buena narrativa. Exige resultados, coherencia y humildad.
Y si el alcalde aspira a un cargo mayor, no debe olvidar una verdad matemática e irrefutable: **el 95 % de los votos que necesita están en Dajabón, no en las redes sociales.















